Gauguin, película biográfica

No sé desde cuando me viene la admiración por el impresionismo francés, o postimpresionismo según los que saben que es donde ubican a Gauguin. Más como este escrito no pretende ser preciso en corrientes artísticas sino contar algo teniendo sólo algunas referencias, dejémoslo en impresionismo. En esa corriente ubico a Degas, Monet, Manet, Pisarro, Van Gogh y Gauguin, y disculpen si ya he dicho disparates o estoy por decirlos.

Empezando por esas pinturas de la campiña francesa o de París y la forma de captar la luz en el agua, en los ríos, lagos o en los canales de la ciudad, o los desnudos excelentemente logrados de mujeres rotundas, o los bodegones de diversas formas hasta llegar a los famosos girasoles. Hasta aquí, hablando sólo de manera general acerca de la obra de estos señores.

Sin embargo, una vez encontré por accidente parte de las pinturas que Paul Gauguin hizo mientras se exilió voluntariamente en la Polinesia Francesa. Y me encontré con paisajes de las islas pero fundamentalmente, quedé impresionado con la forma en que captó el color, la forma y el alma de la mujer indígena. Su desnudez. Van Gogh, dice Wikipedia, escribió al respecto del trabajo de Gauguin en en el Caribe y en las Polinesias:

"¡Formidables! No fueron pintadas con el pincel, sino con el falo. Cuadros que son, al mismo tiempo, arte y pecado [...] Esta es pintura que sale de las entrañas, de la sangre, como el esperma sale del sexo".
















Sirviendo estas líneas como preámbulo, hace unos meses hubo por esta ciudad un Tour de cine francés, en el que una de las películas se llamaba "Viaje a Tahití: Gauguin". Y no pude verla. Hasta ahora.




En efecto, la trama se centra en el primer viaje, según sus biógrafos, que hizo a Tahití, donde conoce a Tehura. Básicamente la película muestra las circunstancias en las que él la encuentra a ella, luego se ve el apogeo de la relación y al final, el declive.

Rescato el momento en el que dice al doctor que lo había atendido en una crisis que lo llevó a estar en un hospital por algún tiempo, cómo se siente al tener a su lado a Tehura:

"...no tengo molestias, me siento inspirado"

Y luego, en ese tiempo de apogeo, cuando él se vuelca en ella y ella se convierte en una contemplativa y participativa de la vida de él, el director sabe captar el momento en que ella corresponde a la casi idolatría del pintor por ella, con una sonrisa, cuando las palabras sobran.






Se convierte en su musa, su modelo, su compañera...y tristemente, después, en su prisionera.


Una película biográfica de un Gauguin apasionado, que se movía más con el corazón que con la mente. Que se resiste a perder lo que ama, su familia primero, y luego a Tehura.


Sin embargo, el mundo, la vida es así.


Con todo, nos queda el arte de este pintor, quien aferrado a no perder la felicidad que la vida le dio, supo dejar impresa en el lienzo, esa belleza morena que vio y tocó, supo pintar el alma de esa mujer que le hizo inspirarse de nuevo para hacer con pasión lo que mejor sabía hacer, pintar, y pintar desde las entrañas, como decía Van Gogh.










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